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miércoles, 9 de enero de 2013

Un paseo por el lado oscuro de la vida



Pascal Laugier, 41 años, no tiene el aspecto de un salvaje. Más bien al contrario, parece un tipo sencillo, bastante pausado, al que le gusta hablar de su trabajo. Sin embargo, si uno echa un vistazo a su trabajo se hace difícil no visualizarle de otro modo: “Me imagino que tengo una imagen bastante oscura, pero eso es porque las personas tienden a confundir mis películas y mis personajes con mi persona pública” dice Laugier, camiseta negra, con aspecto de estar sudando la gota gorda, sentado en un sofá de la localidad barcelonesa de Sitges. El director de Martyrs, aquella película donde el director exploró “los límites del horror” está en el festival de cine fantástico para presentar su nuevo filme, El hombre de las sombras. “Diría que esta es una película muy distinta a Martyrs pero donde, en cierto modo, sigo hablando de la estructura social del mundo y en especial de las sociedades occidentales. Creo que tiene algo de género pero al igual que rodé Martyrs como si tratara de un melodrama creo que El hombre de las sombras puede leerse más como un thriller que como una película de terror”.
Martyrs, mencionada siempre que se habla de Laugier, ha condicionado la carrera del realizador francés, para bien y para mal. El filme, que relata el cautiverio de una joven a manos de un extraño culto, dividió a las audiencias de un modo casi atávico: “Sí, es cierto que no dejó a nadie indiferente y me siento orgulloso de ello. Mucha gente no entendió de qué hablaba y así me lo hizo saber; otros simplemente la odiaron y llegaron a insultarme, lo cual me afectó bastante. Lo bueno es que otras muchas personas me dijeron que les había encantado, especialmente adolescentes, y eso fue muy importante. Lo cierto es que la película salía de un sitio muy oscuro, de mi propia frustración por el fracaso de mi primera película [El internado, 2004]. Volqué todo esa energía oscura en Martyrs y es una película muy importante para mí”, dice el realizador.
Con El hombre de las sombras, donde un misterioso personaje se dedica a secuestrar niños hasta que se topa con una madre guerrera, el personaje que encarna Jessica Biel, ha sido distinto: “Esta película tampoco deja indiferente —creo— pero por motivos distintos. Algunos han creído que estaba haciendo una especie de manifiesto político-social pero nuevamente confunden al personaje con la persona. He querido remover un poco la conciencia y reflexionar sobre los pocos cambios que se han producido a un nivel puramente jerárquico, en la estructura que separa a ricos y pobres, desde el siglo XIX. Después cada uno puede sacar sus conclusiones”, afirma Laugier, a quien le cambia el rostro cuando se le menciona Hellraiser. “Sí, iba a hacerla yo pero ya no estoy en ese proyecto. ¿Por qué? Pues porque para mí Hellraiser habla del deseo, de la homosexualidad, del masoquismo, del sadismo. Es una película brutal, descarnada… pero en Hollywood querían que hicieran una cosa completamente distinta, algo comercial. Así que les dije que no y me largué. Respeto demasiado la obra de Clive Barker para hacer algo con lo que no me sienta completamente a gusto. Por eso en El hombre de las sombras he trabajado tan bien: ha sido una película hecha al margen de los grandes estudios”.

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